Organizado por el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile y la Embajada de Dinamarca en nuestro país, la actividad contó con la participación de destacados expertos que examinaron el fenómeno desde una perspectiva económica, científica y de políticas públicas.
El simposio web La carga socioeconómica de la obesidad en Chile, que se realizó este jueves 25 de marzo, contribuyó a poner esta enfermedad en la agenda pública durante el mes de la obesidad. El objetivo de la convocatoria era aportar a la búsqueda de soluciones prácticas, al alcance de todos, para mantener un peso y unos estilos de vida saludables.
El INTA y la Embajada de Dinamarca en Chile trabajan desde 2019 en el desarrollo de simposios anuales que buscan poner de manifiesto que la obesidad es una enfermedad crónica, como lo ha definido la Organización Mundial de la Salud. una alta prevalencia, y que se asocia a un mayor riesgo de desarrollar otras patologías crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer.
En su versión 2021, el simposio se enfocó en el costo social y económico de la obesidad para Chile, así como en las políticas públicas para enfrentarla. Para ello contó con la participación de Daniela Godoy, Secretaria Ejecutiva del Programa Elige Vivir Sano, la Dra. Raquel Burrows, Profesora Titular de la Unidad de Nutrición Pública de nuestro Instituto, y el Prof. Rony Lenz, académico e investigador de la Universidad Andrés Bello.
El simposio fue inaugurado por el Sr. Jens Godtfredsen, Embajador de Dinamarca en Chile. En su intervención, el diplomático comentó que aunque en su país buscan llevar un estilo de vida saludable, las cifras sobre obesidad son cada vez más alarmantes. De hecho, más de la mitad de la población danesa tiene sobrepeso.
A lo anterior, se suma a los graves efectos que tiene la pandemia sobre las personas obesas. El confinamiento, para reducir el número de contagios, ha incrementado el sedentarismo, el consumo de alimentos de alta densidad energética, el estrés y la prevalencia de obesidad. Un 62% de los pacientes infectados por coronavirus presenta algún grado de sobrepeso. También sabemos que de los costos asociados a la primera ola de la pandemia, casi 14 mil millones de euros que se ocuparon en tratamientos hospitalarios, un 76% de los cuales se destinó a los pacientes que presentaban obesidad.
“Queda en evidencia que la obesidad no es una responsabilidad única de las personas afectadas. Más bien es un problema de las sociedades en su conjunto, que debe ser considerado una prioridad, particularmente en el contexto actual de pandemia”, añadió el Embajador.
Una mirada desde la formulación de políticas públicas
La Primera Dama, Sra. Cecilia Morel, quien participó a través de un video, se refirió al Programa Elige Vivir Sano. Recordó que se trata de una estrategia intersectorial, que se institucionalizó primero como ley y posteriormente se transformó en una Secretaría, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, para poner de manifiesto la enorme carga social que supone la malnutrición por exceso.
“Esto quiere decir que debemos impulsar políticas públicas que propendan a una alimentación saludable donde el nivel socioeconómico, la ruralidad, el género, la pertenencia a un pueblo originario no determinen ni el acceso, ni la calidad de ésta. Además, debemos lograr un sistema agroalimentario sostenible, que nos permita alcanzar dietas saludables, reducir la inseguridad alimentaria y erradicar la pobreza que más nos duele: los 690 millones de personas que padecen hambre a nivel global y también atacar la pandemia de la obesidad”, indicó.
La primera presentación, Políticas públicas de obesidad en Chile, estuvo a cargo de Daniela Godoy, Secretaria Ejecutiva de Elige Vivir Sano. En ella se refirió a todas las iniciativas gubernamentales del Programa que buscan promover un enfrentamiento más integral de la obesidad. Además, compartió los desafíos que han quedado pendientes.
“Seguir teniendo más evaluación de las políticas y los programas para respaldar el impacto que tienen en la prevención y el control de la obesidad. Poder seguir avanzando en políticas públicas. Ya tenemos algunas; muchas han sido reconocidas a nivel mundial, pero la obesidad sigue aumentando. Con la pandemia se nos presenta un nuevo desafío. También es importante hacer más estudios para el seguimiento de factores de riesgo de la obesidad y sus causas y trabajar en conjunto con todos los sectores para contribuir a la creación de entornos más saludables”, señaló.�
Una mirada desde la Academia
Posteriormente intervino el Prof. Rony Lenz con la presentación Costos de la obesidad en Chile. El académico de la UNAB mostró cómo modelos matemáticos basados es procesos estocásticos permiten estimar en probabilidad la carga económica de la obesidad. De acuerdo con los resultados obtenidos por su grupo, una reducción de peso de un 7 a un 10% en la población con obesidad de Fonasa susceptible de tratamientos farmacológicos, podría disminuir el gasto del GES y Financiamientos complementarios de Fonasa en cerca de un 40%.
“La obesidad y sus comorbilidades dan cuenta de cerca de un 2,4% del gasto en salud y cerca de medio punto del PIB. Si al costo directo de la obesidad para el sector salud le sumamos el impacto económico que hay en el resto de la economía, cerca del 65% de los costos totales de la obesidad están relacionados con los costos indirectos de la obesidad. Y los costos directos e indirectos de la obesidad se van a elevar con el tiempo y, por lo tanto, vamos a llegar al 4% del gasto en salud y a 1.5% del PIB en 2030”, aseguró.
La última intervención estuvo a cargo de la Profesora del INTA, Raquel Burrows, quien abordó el fenómeno de la obesidad desde una perspectiva evolutiva. Según explicó, la epidemia mundial de obesidad y sus comorbilidades asociadas tiene que ver con la exposición de un genotipo ahorrador, programado hace 300 mil años, a un ambiente donde prevalecen la dieta occidental y el sedentarismo. Esta discordancia, lleva a la expresión de un fenotipo que se caracteriza por un riesgo más elevado de presentar obesidad, hiperlipidemia, hipertensión, y resistencia a la insulina.
“El enfoque evolutivo ayuda a entender por qué el ejercicio físico debe estar presente en la vida diaria, cosa que no está ocurriendo al día de hoy. Ayuda a entender por qué la pobreza y la privación tienen un impacto tan poderoso en la salud y en la vida útil. Y por qué ambos deberían ser un objetivo clave en intervenciones destinadas a prevenir y tratar la malnutrición por exceso y sus complicaciones”, concluyó.
Para finalizar, los profesores Lenz y Burrows respondieron a las preguntas que el público hizo a través de Zoom y redes sociales.