Bajo el lema “Nuestras acciones son el Futuro” este 16 de Octubre se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Alimentación. Esta celebración fue creada el año 1979, y la fecha fue escogida para conmemorar el día de fundación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el año 1945. El objetivo de crear esta celebración es aumentar la sensibilización y acción frente a los problemas de alimentación y de malnutrición que aquejan a la población mundial. Desde esta perspectiva, vale la pena entonces revisar cuál es la situación actual de nuestro país y cuáles son nuestros desafíos.
De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Salud (ENS) del año 2016, tres de cada cuatro adultos en Chile presentan sobrepeso u obesidad. Y, más preocupante aún, sabemos que estas condiciones se concentran en mujeres, indígenas y grupos con menor educación e ingresos. Por otro lado, los problemas de desnutrición son menos frecuentes en nuestra población; sin embargo, también sabemos que se concentran desproporcionadamente en grupos de menores ingresos.
En términos de nuestra alimentación, la Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos -de hace ya más de una década- nos muestra que la población chilena consume alrededor de 1/3 de las calorías diarias a partir de alimentos ultraprocesados como son las golosinas, bebidas, papas fritas, entre otros. En contraste, consumimos menos de ¼ de las calorías diarias desde alimentos naturales. La ENS nos confirma que este patrón de alimentación se ha mantenido en el tiempo. Casi la mitad de los chilenos consume a lo menos un vaso de bebida o jugo azucarado al día, mientras que menos de un 1/3 toma 6 o más vasos de agua y solo un 15% consume 5 porciones de frutas y verduras al día. Resumiendo, los chilenos comemos en exceso alimentos que nos enferman y comemos muy poco de los alimentos que nos ayudan a mejor nuestra salud. Nuevamente, observamos que estas conductas se concentran en hogares de menores ingresos.
Chile es reconocido a nivel internacional como una potencia alimentaria, siendo el sector agroalimentario el segundo en importancia para la generación de divisas en el país, aportando por sobre el 10% del PIB del país. Sin embargo, los chilenos tenemos problemas para acceder a alimentación saludable. La situación es incluso paradojal, porque en regiones con gran superficie de explotación agraria como Bio-Bío y la Araucanía, la población que cumple la recomendación de ingesta de 5 frutas y verduras al día no alcanza el 10%; y en zonas de explotación pesquera, menos del 15% de la población consume dos veces a la semana pescados o mariscos. Aún más alarmante, la pandemia de COVID-19 amenaza con agravar esta situación. De acuerdo a la Encuesta Social COVID-19 del ministerio de desarrollo social, la reducción de gastos en alimentos es la estrategia que los hogares han utilizado más frecuentemente para disminuir gastos durante la pandemia. Como resultado, en junio de 2020 casi el 20% de los hogares presentaba inseguridad alimentaria moderada a severa, y en diciembre del mismo año, el 11%. Esto es, 1 de cada 10 hogares en Chile reportó tener incertidumbre de la capacidad que tendrán para alimentarse, o reportó haber aceptado comer menos alimentos o alimentos de menor calidad porque no tenían la posibilidad de acceder a mejor alimentación. El alza continua de los precios de los alimentos que hemos observado durante el año 2021 sugiere que esta es una condición que se deberá monitorear estrechamente en los próximos meses.
En septiembre de este año tuvo lugar la Cumbre de Sistemas Alimentarios de Naciones Unidas (Food Systems Summit, en inglés), que tuvo como insumo el reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) que reporta que 23% del total neto de emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero se relacionan con la agricultura, ganadería, actividad forestal y cambio de uso del suelo. Ante ello, por primera vez en la historia de las Naciones Unidas se hace un llamado a los países a balancear la producción de alimentos con acciones en cambio climático, generación de alimentación saludable a un costo accesible, y la entrega permanente de alimentos considerando un comercio justo y transparente.
Los sistemas alimentarios no sólo nos nutren, sino que también son claves para el desarrollo de los países, la creación de empleos, la mejora en el acceso a alimentación adecuada y la generación de comunidades más saludables. A su vez, estos logros son claves para superar el hambre y la pobreza, más aún en un contexto de recuperación pandémica. Con todo, Chile vive un momento único, en que estamos repensando los derechos y deberes ciudadanos a ser incluidos en nuestra nueva constitución. En este día mundial de la alimentación ocupemos esta energía transformadora para también repensar qué alimentos queremos producir y qué alimentos queremos consumir en las próximas décadas, para convertirnos en el país que soñamos.
Referencias
- Mujica F, Navarro D, Lopez, S, Corvalán C. Nutrition Status in Adult Chilean population: economic and sex inequalities in a post-transitional country (2020). Public Health Nutr. 23(S1), S39-S50. doi:10.1017/S1368980019004439
- Cediel G, Reyes M, da Costa Louzada ML, Martinez Steele E, Monteiro CA, Corvalán C, Uauy R. Ultra-processed foods and added sugars in the Chilean diet (2010). Public Health Nutr. 2018;21(1):125-133. doi: 10.1017/S1368980017001161.
- Encuesta Social Covid-19 http://observatorio.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/encuesta-social-covid19-primera-ronda
- Food Systems Summit https://www.un.org/en/food-systems-summit