Osteoporosis

Osteoporosis

En la actualidad el mayor problema de salud ósea a nivel global es la osteoporosis. Se trata de una enfermedad ósea asociada a edad de prevalencia creciente dado el rápido envejecimiento de la población. La gran importancia clínica de esta enfermedad, además de su alta frecuencia, reside en sus graves consecuencias sobre la salud y el grave deterioro en la calidad de vida que causan. Dentro de ellas, se cuenta alto riesgo de caídas y fracturas, hospitalizaciones, discapacidad, dependencia, y mortalidad.

La osteoporosis es una enfermedad que se caracteriza por una disminución de la masa ósea y un deterioro de la micro-arquitectura del hueso lo que genera fragilidad ósea con el consiguiente aumento del riesgo de fractura. Se trata de fracturas frágiles, es decir son fracturas que ocurren como resultado de traumas mínimos o no identificables. Las fracturas osteoporóticas ocurren con frecuencia a raíz de caídas, pero también se pueden producir ante traumas leves, como un tropiezo, torceduras o golpes, incluso durante las actividades habituales.

Se estima una frecuencia de fracturas osteoporóticas de 5,5% en la población mundial, lo  que significa casi 9 millones de fracturas al año, es decir se produce 1 fractura osteoporótica cada 3 segundos y la probabilidad de sufrir una fractura osteoporótica es de una cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de 50 años. 

Cualquier hueso puede verse afectado, sin embargo, las fracturas más comunes se producen en la muñeca, las vértebras (fracturas vertebrales) o las caderas.

Las fracturas producen dolor crónico, inmovilidad y reducen la calidad de vida. En particular las fracturas de cadera requieren hospitalización y cirugía mayor y suelen estar asociadas con alto riesgo de muerte. Se estima que el riesgo de por vida residual de sufrir una fractura por osteoporosis en hombres mayores de 50 años es de hasta 27%, más alto que el riesgo de por vida de desarrollar cáncer de próstata, que es del 11,3%. En Chile, como en todo el mundo, estas fracturas han aumentado en forma sostenida; de hecho, entre 2012 y 2017, las hospitalizaciones por fracturas de cadera en el país aumentaron un 27%. 

Aunque se trata de una enfermedad que tiene directa relación con el envejecimiento biológico, es posible prevenirla, retardar su aparición e incluso revertirla. Ello se logra a través de estilos de vida saludables, nutrición adecuada y actividad física a través de todo el ciclo vital. Se han identificado múltiples factores contribuyentes además de los hereditarios, tales como máximo de masa ósea alcanzada, dietas inadecuadas, bajo peso, sedentarismo, tabaquismo, ingesta excesiva de alcohol y tratamiento con algunas drogas, algunas enfermedades crónicas, y factores hormonales, entre otros. A estos factores, se agrega ser mujer, tener una historia familiar de osteoporosis y de fracturas previas y haber tenido la menopausia antes de los 45 años. Los estudios efectuados en Chile muestran una frecuencia de osteoporosis de casi 30% en mujeres y casi 10% en hombres de 60 años y más. 

El máximo de masa ósea se alcanza entre los 18 y los 25 años y además de los factores genéticos, la dieta, la nutrición y la actividad física son factores fundamentales tanto para alcanzar un máximo adecuado, como para preservar la masa ósea. El máximo o “peak” de masa ósea alcanzada es de gran importancia, estimándose que un aumento del peak de masa ósea de 10%, reduce a la mitad el riesgo de fracturas osteoporóticas en la edad adulta, de ahí la importancia de una nutrición adecuada durante todo el ciclo vital. 

Las principales intervenciones para reducir o retardar la osteoporosis son la actividad física y la nutrición. Las recomendaciones nutricionales incluyen tratar el bajo peso y asegurar la ingesta de determinados nutrientes como calcio, vitamina D y proteínas. Es importante distribuir la ingesta a lo largo del día para favorecer la absorción de los nutrientes. 

La principal fuente de calcio es la dieta y en particular los lácteos, algunos pescados, verduras y frutas. Sin embargo, las cantidades necesarias para obtener la ingesta necesaria muy rara vez se cumplen, por lo que puede ser necesaria la suplementación. Lo mismo ocurre con la vitamina D, agravado en personas mayores pues con la edad se va perdiendo la capacidad de sintetizar vitamina D con la luz solar.

En el caso de la actividad física, se recomiendan los ejercicios para mejorar la fuerza muscular, de preferencia ejercicios de resistencia y de balance para prevenir caídas.

Considerando sus graves consecuencias y el costo social y económico de las fracturas osteoporóticas, su prevención a través de toda la vida es fundamental para evitar el aumento de la osteoporosis y por lo tanto se ha transformado en una prioridad en salud pública.

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