Como un ejemplo que establece una alianza entre el Estado y la Universidad de Chile calificó la Presidenta Michelle Bachelet la labor que durante décadas ha desarrollado el INTA en materias como las enfermedades metabólicas, permitiendo que "miles de chilenas y chilenos logren integrarse a la sociedad de manera satisfactoria". El INTA nació con el objetivo de combatir la desnutrición y mejorar la calidad de vida de las personas en el país, constituyéndose luego de su erradicación como Centro de Referencia Nacional para el estudio y diagnóstico de enfermedades metabólicas y genéticas que requieren manejo nutricional complejo.
El pasado 9 de junio la Presidenta Michelle Bachelet junto a la ministra de Salud, Carmen Castillo; el subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows; y la subsecretaria de Redes Asistenciales, Gisela Alarcón, anunció la expansión del Programa de Alimentación Complementaria (PNAC) para personas con enfermedades metabólicas mediante la incorporación de cuatro nuevas patologías y la ampliación a su acceso para toda la vida de quienes las padecen, extendiendo su cobertura a 500 beneficiarios.
En ese contexto la Presidenta Bachelet envió un saludo a la comunidad universitaria a través de un video, en el que destacó el ejemplo que el INTA representa por su trabajo respecto a enfermedades metabólicas, "permitiendo a lo largo de los años que miles de chilenas y chilenos logren integrarse a la sociedad de manera satisfactoria", transformando a la Casa de Bello en un "tremendo aliado" del Estado en el área de la salud pública.
Formando profesionales para una nutrición y alimentación saludable.
Las enfermedades metabólicas son un grupo numeroso de enfermedades hereditarias, producidas por el bloqueo de alguna vía metabólica en el organismo. El efecto de estas alteraciones varía según la vía afectada y la severidad del bloqueo. Tanto los efectos tóxicos de las sustancias acumuladas, como la deficiencia de los productos, son los principales responsables de las manifestaciones clínicas.
Esa es precisamente el área donde el INTA se ha especializado, luego de su fundación en la década de los setenta con el objetivo de generar conocimiento e investigación sobre las causas del déficit nutricional temprano y sus consecuencias, aportando soluciones concretas a través del diseño de políticas públicas y programas de intervención.
A medida que se lograba reducir desde el 37 por ciento de niños con desnutrición en 1960 al 2,9 por ciento del año 2000, las áreas de trabajo del INTA se diversificaron, fundándose en 1976 el Laboratorio de Genética y Enfermedades Metabólicas en la institución, liderado por la Dra. Marta Colombo, y sus discípulas la Dra. Erna Raiman, y la Prof. Verónica Cornejo, actual directora del INTA, quienes continuaron desarrollando este área que ha permitido la formación de profesionales altamente calificados, con conocimiento, experiencia y habilidades en técnicas de laboratorio específicas para las enfermedades de este tipo.
Junto con ello, esta unidad ha continuado formando de capital humano transdisciplinario enfocado en nuevas patologías como la obesidad, el sobrepeso y la diabetes, buscando aportar al diseño de políticas públicas como la Ley de Etiquetados, y generando proyectos de investigación y producción de alimentos saludables.
El Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile presentó la segunda edición este estudio, que utiliza datos de fuentes oficiales para analizar cuatro dimensiones clave: salud, socioeconómica, entorno comunal y entorno educacional. La actual versión consideró el análisis 95 comunas con más de 50.000 habitantes: La Pintana lidera el ranking nacional de riesgo de obesidad, seguida por Alto Hospicio (Región de Tarapacá) y San Vicente (O'Higgins). En contraste, las comunas con menor riesgo son Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea, las tres en la Región Metropolitana.
Este estudio busca aportar al diseño de políticas públicas y locales más eficientes para
Con motivo de la Pascua de Resurrección y el tradicional aumento de la demanda por productos del mar académicos del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile explican los beneficios del consumo de omega 3 y comparten una tabla con los pescados y mariscos con mayores niveles de este aceite esencial para nuestra salud: en primer lugar se encuentra la caballa. Organizaciones internacionales como la FAO y la OMS recomiendan un consumo diario de 250-500 mg. En este contexto, también cobra relevancia la educación en prácticas seguras de manipulación y preparación.
El aumento de productos marinos en la dieta permite incrementar el aporte de nutrientes de elevado valor biológico, como los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga del tipo omega-3 (n-3 LCPUFA), en particular el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), ampliamente reconocidos por sus beneficios para la salud cardiovascular, neurológica y metabólica de la población.