Obesidad en el adulto

Obesidad en el adulto

La obesidad constituye un grave problema de salud pública global, por su alta prevalencia, sus graves repercusiones sobre la salud y la calidad de vida, su baja vulnerabilidad a los tratamientos y el costo en salud creciente que representa. Los datos globales de 2016 muestran que 39% de los mayores de 18 años tenía sobrepeso y un 13% era obeso, habiéndose prácticamente triplicado desde 1975.

Los estudios nacionales, efectuados desde el año 2000 en adelante, muestran un crecimiento sostenido en la frecuencia de obesidad, que ya se venía observando desde los años 90. Es así como el total de personas con sobrepeso se elevó desde 61% en 2003 a 74.2% en 2017 y la frecuencia de obesidad aumentó desde 23.2% en 2003 a 27.4% en 2010 y 34.4% en 2017, habiéndose constatado también un aumento en la severidad del cuadro, con cifras de obesidad mórbida (IMC≥40 Kg/m2) que pasaron de 1.3% en 2010 a 3.2% en 2017. Las mayores frecuencias de obesidad como así mismo la mayor velocidad de aumento se observa en las mujeres, donde alcanza a 38,4% de la población de mayores de 14 años y en los niveles educacionales más bajos, alcanzando el 46.6% de las personas con menos de 8 años de escolaridad comparado con 29.5% en aquellos con más de 12 años de educación. Dentro de sus múltiples y complejos factores de riesgo de origen ambiental, se han identificado el sedentarismo, la dieta inadecuada y factores socioeconómicos, culturales y psicológicos.

Las principales consecuencias de la obesidad son el aumento de la mortalidad por todas las causas y aumento de enfermedades crónicas, dentro de las que se destacan las cardiovasculares, la diabetes mellitus tipo 2, algunos tipos de cáncer y enfermedades musculoesqueléticas, especialmente osteoartritis. El sobrepeso y la obesidad son el segundo mayor factor de riesgo para cáncer en el mundo, aumentando, entre otros, hasta en cuatro veces el riesgo de cáncer de endometrio, el doble de cáncer de estómago, hígado, estómago y riñón y 50% en el riesgo de cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas. A todo ello se suman otras alteraciones que disminuyen el bienestar y la calidad de vida de quienes la padecen, como son el dolor corporal y el deterioro del funcionamiento físico. No menos importantes son los efectos psicosociales, ya que se trata de una enfermedad muy estigmatizada. Diversos estudios muestran que cerca del 20% de las personas con obesidad experimentaron estigma, cifra que alcanza a 38% para las personas con obesidad severa. Ello se asocia con importantes consecuencias fisiológicas y psicológicas, que incluyen un aumento de la depresión, angustia y ansiedad y una disminución de la autoestima y calidad de vida.

Todos los problemas descritos producen una alta carga de enfermedad y un gran impacto económico en los sistemas de salud. Se estima que la obesidad es responsable del 70% del costo del tratamiento de la diabetes tipo 2, el 23% de los costos de tratamiento para enfermedades cardiovasculares y el 9% de los tratamientos contra el cáncer. Las personas obesas requieren más consultas médicas, mayor gasto en medicamentos, hospitalización y cirugía, como también gastos relacionados con disminución de la productividad, muerte prematura y discapacidad. La OCDE estima que, en promedio, el tratamiento de enfermedades causadas por el exceso de peso cuesta el 8,4% por ciento del gasto total en salud en los países de la OCDE. Los costos en Chile representan más del 2% del total gasto total en salud, con cifras crecientes.

Obesidad y COVID-19

La grave pandemia que nos afecta ha mostrado que los adultos con exceso de peso tienen un mayor riesgo de ser afectados por COVID-19 severo y que el exceso de peso empeora los desenlaces de esta enfermedad, habiéndose observado que la obesidad triplica la probabilidad de hospitalización por esta causa. Ello se atribuye al estado de inflamación crónica presente en la obesidad, con un deterioro de la función inmune y a la disminución de la capacidad y reserva pulmonar en personas con obesidad, lo que empeora las condiciones de ventilación. La gran desigualdad observada en la distribución de la obesidad se traslada también a peores desenlaces del COVID-19 en los más pobres y aquellos con menor nivel de educación.

Un enfoque integral para enfrentar la obesidad

La obesidad ha aumentado en Chile a una velocidad alarmante, constituyendo en la actualidad el mayor problema nutricional y uno de los más importantes de salud pública en el país. Por tratarse de una enfermedad compleja, con múltiples factores contribuyentes, que van desde el acceso a alimentos saludables, hasta el diseño urbano y la disponibilidad de espacios para actividad física, se requieren acciones urgentes a través de todo el ciclo vital, las cuales deben ser integrales e implementadas a todo nivel y con la participación de todos los sectores de la comunidad, tomando en consideración los determinantes sociales y culturales, de manera que integren los principios de sustentabilidad, participación social y equidad.

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