En las últimas décadas hemos vivenciado variaciones en las enfermedades que más frecuentemente nos aquejan. Un estudio del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile y la Corporación de Apoyo al Celíaco (COACEL) mostró que 29% de los adultos sanos en Santiago refieren sufrir alguna intolerancia alimentaria y 8,5% enfermedad celíaca. Paralelamente se han introducido modificaciones significativas en la forma de alimentarnos y en cómo se procesan los alimentos que consumimos (Living with Gluten and Other Food Intolerances: Self-Reported Diagnoses and Management).
Los aspectos más relevantes del nuevo escenario serán analizados junto a destacados investigadores nacionales y extranjeros, médicos, nutricionistas y profesionales de la industria alimentaria en el XI Simposio Internacional “Avances y desafíos de la medicina personalizada en trastornos gastrointestinales e intolerancias alimentarias", que se llevará a cabo el próximo 17 de octubre de 2025 en el INTA de la U. de Chile.
Organizado por COACEL, INTA y la Sociedad Latinoamericana para el Estudio de la Enfermedad Celíaca (LASSCD), tratará las actualizaciones que se proponen en la enfermedad celíaca, la sensibilidad no celíaca al trigo, las alergias alimentarias, las intolerancias a Fodmaps, a lactosa, entre otras. Las entradas están disponibles en este enlace https://coacel.cl/simposioxi/
Si bien cada uno de estos trastornos gastrointestinales tiene distinto origen, y manifestaciones, comparten un aspecto fundamental: no hay tratamiento medicamentoso efectivo para ellos, y al mismo tiempo, todos se manejan a través de dietas restrictivas. La invitación es reconocer el nuevo panorama epidemiológico e incorporar las nuevas formas de abordar el tratamiento una vez que se precisa el diagnóstico.
Los conocimientos actuales permiten identificar diversos factores que podrían influir a que esas condiciones estén en aumento. En enfermedad celíaca, por ejemplo, históricamente se pensaba que los genes presentes en el individuo y el gluten que aporta la dieta son los determinantes para gatillar la enfermedad. Hoy, en cambio, se reconoce que el fenómeno es más complejo: se describe el aumento de la permeabilidad intestinal y la calidad del microbioma intestinal como factores condicionantes en la aparición de la enfermedad celíaca (Valitutti F., 2019; Fasano A., 2020), conceptos que el Dr. Alessio Fasano analizará en la reunión.
Otro dilema no resuelto en estas condiciones que requieren dietas especiales es el “salir a comer fuera del hogar”. A pesar de que esto es una práctica muy frecuente hoy día, datos chilenos recientes muestran que el problema de inseguridad alimentaria para el celíaco y el alérgico alimentario cuando comen fuera de casa permanece sin solución (Figueroa X., 2024).
Finalmente, otro factor no menor a considerar es el rol que está ejerciendo la industria alimentaria al incorporar nuevas técnicas de producción a los alimentos naturales para asegurar la calidad o extender el ciclo de vida de los alimentos sin gluten, sin alergenos, sin lactosa, etc. Son técnicas industriales que aplican intensos tratamientos a los alimentos naturales, a los que se les agrega ingredientes, aceites, colorantes y una gran variedad de aditivos que mejoran el producto, pero afectan nuestros equilibrios y pueden producir problemas de salud.
“Producir alimentos especiales, sin determinados componentes es más difícil y más caro. La industria alimentaria ha logrado aumentar la oferta de estos productos, pero el esfuerzo aun es insuficiente y afecta la seguridad alimentaria de un grupo significativo de personas que requieren estos alimentos especiales”, precisa la gastroenteróloga PhD, Magdalena Araya, académica del INTA y presidenta de COACEL.
Estos datos muestran el gran desafío actual que se abordará el próximo 17 de octubre en este simposio internacional: todas estas condiciones -mediadas inmunológicamente o no- son cuadros que requieren como tratamiento el uso de dietas que restringen específicamente ciertos alimentos, lo que obliga a hacer diagnósticos de precisión que permitan un tratamiento específico con una dieta personalizada. “La dieta debe ser segura (sin el (los) elemento(s) ofensores), de buena calidad nutricional, y que no castigue innecesariamente la calidad de vida”, indica la Dra. Magdalena Araya.