La pandemia ha bajado progresivamente de intensidad y eso ha impuesto nuevos cambios importantes en nuestra vida diaria. Después de varios años en que un gran número de personas no pudieron ser atendidas ni controladas, ahora toman notoriedad y la enfermedad celíaca, sin riesgos inminentes, no recibe prioridad. Sin embargo, este es un grupo numeroso, el 8,5% de los adultos aparentemente sanos en la Región Metropolitana declaran desarrollar molestias cuando consumen gluten. ¿Cuántos de ellos son celíacos diagnosticados? Sin duda son muy pocos. De las más de 100.000 personas que se estima sean celíacas en el país, solo unos pocos miles están identificados, y menos aún son las que están en seguimiento periódico. Progresar en este ámbito requiere mejorar la capacidad de hacer diagnóstico en la población y todos debemos empujar para que así ocurra. Queremos lograr que más personas, sabiendo que son celíacas, puedan celebrar consumiendo alimentos seguros tanto dentro como fuera de su hogar.
Identifiquemos algunos de los problemas que quedan por solucionar
La enfermedad habitualmente produce deterioro de la calidad de vida, entre otros, porque la dieta libre de gluten es cada día más difícil de mantener. ¿Porque tan difícil? Porque para eliminar el gluten de la dieta no basta con no usar trigo y sus derivados como ingrediente cuando cocinamos. Los alimentos procesados contienen una variedad de aditivos, muchas veces contaminados con gluten y no existe la obligación de declarar el contenido de gluten en ellos, así es que cuando agregamos ciertos aliños, condimentos u otros compuestos para mejorar el sabor de nuestras recetas, muchas veces, sin saberlo, estamos contaminando el plato con gluten. Afortunadamente, cada día son más las empresas que certifican sus productos y eso permite tener acceso a productos seguros. Por eso, adquirir productos que llevan un logo o una frase en el envase que indique que no tiene gluten, es la opción de compra más segura. Sí, la variedad de productos alimenticios certificados sin gluten ha aumentado muchísimo en el mercado y es una muy buena ayuda. El lado menos positivo de esto es el alto costo que tienen muchos de ellos, pero, aun así, la mayor disponibilidad de alimentos elaborados sin gluten ha ayudado a muchísimas familias y se agradece.
¿Y si queremos salir a comer fuera de casa a celebrar?
El mercado gastronómico es una deuda pendiente. No hay establecimientos “seguros” en nuestro país porque no existen normativas dirigidas a ellos. Los establecimientos más comprometidos con la dieta sin gluten, todavía muy escasos, son los que trabajan solamente con alimentos sin gluten, lo que minimiza la posibilidad de contaminación. Son estos los lugares donde, a menudo, los celíacos salen a comer fuera de casa. Para bien o para mal, la moda de comer sin gluten, lactosa, azúcar, caseína, vegano, vegetariano, etc., ha llevado a que muchos establecimientos ofrezcan preparaciones llamadas “sin gluten”, pero como no hay vigilancia de los procesos de preparación, la contaminación en estos casos puede ser importante. Por lo que, si quiere salir a comer fuera de casa, tenga cuidado. Mejor idea es juntarse en familia o con los amigos y celebrar en casa, donde los riesgos se controlan mucho más fácilmente y el cariño y la amistad se pueden disfrutar sin reservas.
"Es urgente pensar, desde la primera persona, en cómo podemos visibilizar la necesidad de tener mayor diversidad de alimentos pensando, precisamente, en todas las personas que hoy se “quedan mirando”, escondidos/as y sin respaldo suficiente para generar un cambio significativo en la oferta de alimentos. La invitación es a que la inclusión comience desde nuestro entorno más cercano, desde nuestra casa, nuestro lugar de trabajo, en suma, desde nuestro cotidiano".