Desde hace décadas que, en nuestro país, una de las principales causas de muerte son las enfermedades cardiovasculares. En realidad, el dato no sorprende si se considera que el 70% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, casi el 90% es sedentaria, 27% tiene hipertensión y una alta frecuencia de tabaquismo.
Pero un aspecto de este problema que no parece ser tomado en cuenta de manera sistemática es que la génesis de este tipo de patología comienza en la gestación. Es durante este período que se comienzan a generar los cambios biológicos que aumentarán o disminuirán el riesgo de estas enfermedades a lo largo del ciclo vital. Existe una asociación entre el menor peso al nacer y la mayor frecuencia de enfermedad cardiovascular, obesidad y diabetes en la vida adulta. Debido a las implicancias a corto y a largo plazo, la evaluación del estado nutricional durante la gestación y los primeros años de vida es fundamental para detectar y prevenir este tipo de patologías.
Las enfermedades cardiovasculares son más frecuentes en las personas con malnutrición por exceso. Según el informe del 2020 de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB), la obesidad afecta al 54% de los escolares chilenos. La asociación entre la obesidad y este tipo de patologías se estableció hace 20 años cuando se mostró que casi el 60% de los niños con sobrepeso presentaban, al menos, un factor de riesgo cardiometabólico (aumento de la presión arterial, hiperlipidemia, aumento de insulina). En niños y adolescentes chilenos que consultan por obesidad, casi el 80% tiene obesidad abdominal, un 40% hipertrigliceridemia y un poco más de un tercio de los niños presión arterial elevada. Los adolescentes con malnutrición por exceso tienen un riesgo 5 veces mayor presentar hipertensión arterial, riesgo que aumenta a 8,5 veces si te toma en cuenta solo el grupo con obesidad.
La obesidad y intolerancia a la glucosa e hiper tensión arterial (HTA) en la niñez se asocian con mayor riesgo de muerte antes de los 55 años. Un estudio realizado en casi tres mil adolescentes chilenos refiere que la prevalencia de hipertensión en este grupo etario oscila entre 12 a 15%. Es importante resaltar que a partir de los tres años todos los niños y niñas, independiente de su estado nutricional, deben contar con un chequeo de presión arterial en forma anual (con mayor razón si además presentan obesidad).
Dado que los hábitos de vida se construyen en los primeros años, es necesario promover una alimentación sana y la actividad física desde la etapa lactante.
En los primeros años de vida, la lactancia materna juega un rol fundamental para prevenir la obesidad. Para disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares en la niñez se debe promover la alimentación diaria de alimentos saludables (que no contengan etiquetado de advertencia). Es importantísimo generar las instancias para el desarrollo del movimiento y ejercicio. Para estimular la actividad física en estos, se debe promover que jueguen y se muevan libremente con su cuerpo. Si el lactante gatea espontáneamente este puede ser estimulado mientras es controlado por un adulto. Se pueden colocar juegos y objetos seguros a una distancia que exija que estos se desplacen e intentar alcanzarlos. Se debe procurar que parte de las actividades lúdicas sean al aire libre donde pueda desplazarse. Para facilitar el movimiento se debe tener en cuenta que no es saludable los que preescolares pasen más de una hora seguida en posiciones que le impidan moverse (en cochecitos de bebé, sillas de auto o sentados).
La recomendación actual es que todos los niños, niñas y adolescentes hagan una hora diaria la actividad fisca moderada a intensa. En Chile, los escolares ven 3 o más horas de televisión al día, y casi el 90 % de los adolescentes son sedentarios. Los niños y niñas menores de 2 años no deben exponerse con fines recreativos a las pantallas (TV, celular, tablet, computadora). La recomendación para los que tienen entre 2 y 4 años es, como máximo, 1 hora al día y 2 horas al día en los mayores.
Debido a la pandemia de COVID, la actividad física escasa ha aumentado en los últimos años lo que ha empeorado la capacidad para hacer ejercicio y la fuerza (condición fisca) de los niños, niñas y adolescentes. El deterioro de la condición física aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, independiente del estado nutricional, y es un fuerte predictor de morbilidad y mortalidad en la vida adulta.
En resumen, la prevención de las enfermedades cardiovasculares comienza tempranamente en la niñez. En esta etapa, tiene un papel trascendente el aprendizaje de hábitos de vida sanos en la familia, ya que los niños y niñas aprenden de lo que viven en sus hogares. La prevención de la obesidad, la disminución del consumo de sal desde la infancia y el control de la presión arterial son elementos indispensables si queremos que los niños, niñas y adolescentes vivan más y mejor.
Referencias
- Powell-Wiley TM, Poirier P, Burke LE et al. American Heart Association Council on Lifestyle and Cardiometabolic Health; Council on Cardiovascular and Stroke Nursing; Council on Clinical Cardiology; Council on Epidemiology and Prevention; and Stroke Council. Obesity and Cardiovascular Disease: A Scientific Statement from the American Heart Association. Circulation. 2021 May 25;143(21):e984-e1010.
- Weisstaub G. Riesgo cardiometabólico en pediatría: obesidad infantil y condición física. Rev. Chil. Pediatr. 2015; 86( 4 ): 221-223.
- Para crecer sanos, los niños tienen que pasar menos tiempo sentados y jugar más. OMS (acceso agosto 2021 https://www.who.int/es/news/item/24-04-2019-to-grow-up-healthy-children-need-to-sit-less-and-play-more)