Dra. Magdalena Araya, Gastroenteróloga Infantil. Profesora Titular, Unidad de Nutrición Humana, INTA – Universidad de Chile.
Una vez más estamos en mayo, el mes de los enfermos celíacos. Este último año ha sido duro para los celíacos y para quienes tienen que seguir una dieta sin gluten. Al temor al contagio que sentimos todos y el forzoso aislamiento a que nos hemos visto obligados, en la enfermedad celíaca se agrega un componente que hace la tarea más compleja, conseguir alimentos seguros que no contengan gluten. Diariamente, las personas celíacas enfrentan desafíos al momento de elegir qué comen y están acostumbradas a sortear estos problemas en la vida cotidiana. Son resilientes. Y así lo indica la experiencia que tenemos en este año de pandemia. Han desarrollado estrategias para mantener su dieta, comprar alimentos alternativos poco usuales pero que son libres de gluten, y cocinar más frecuentemente en casa. Desgraciadamente, a pesar de esto, más de la mitad de quienes hemos encuestado ha consumido alimentos con gluten durante el último año y muchos no han logrado atención médica cuando lo han solicitado. La falta de adherencia a la dieta, parte fundamental en el tratamiento y síntomas de depresión, son los efectos más importantes que hemos identificado durante este año de pandemia.
El mes de mayo es un buen momento para retomar la conversación sobre la enfermedad celíaca, porque su frecuencia sigue aumentando. Está afectando al 1% ó más de la población, y continúa siendo poco conocida y claramente subdiagnosticada. Por otro lado, actualmente, el espectro de los desórdenes asociados al consumo de gluten se ha ampliado considerablemente, llegando a ser responsable del 40% de las personas que siguen dieta libre de gluten. Esta cifra incluye a quienes siguen la dieta por moda, provocando confusión en la comunidad celíaca.
Entonces, revisemos una vez más qué es la enfermedad celíaca según el conocimiento actual y aclaremos quiénes son los que necesitan una dieta libre de gluten como tratamiento y que se adhiera a ella estricta y permanentemente.
La enfermedad celíaca es una condición en la que la presencia de ciertos genes favorece que péptidos provenientes de la digestión del gluten entren a la mucosa del intestino delgado y allí formen complejos con proteínas propias el este tejido, capaces de activar el sistema inmune intestinal, gatillando una enfermedad autoinmune. Como consecuencia de esto, se deteriora la absorción de nutrientes y se favorece la aparición de fenómenos autoinmunes a nivel de otros órganos y sistemas. La enfermedad no tiene curación, pero sí tratamiento paliativo que resulta efectivo para la gran mayoría de los afectados: la dieta libre de gluten. Esta es fundamental en la vida de los celíacos porque, hasta el día de hoy, la búsqueda de tratamiento no dietarios ha fracasado y la única opción de tratamiento es eliminar el gluten de la dieta. De esa manera, aunque la enfermedad no desaparece, la autoinmunidad se apaga y los síntomas desaparecen, permitiendo que una gran mayoría de los pacientes permanezca asintomática.
Desde 1989, la Corporación de Apoyo al Celíaco (COACEL) trabaja enseñando y promoviendo el diagnóstico de la enfermedad celíaca. La colaboración INTA-COACEL ha permitido aumentar significativamente las capacidades de interacción con la comunidad y la enseñanza, y este mes de mayo, nuestra invitación es a crear conciencia sobre esta enfermedad y fomentar la consulta médica temprana por parte de quienes tienen molestias que pudieran deberse a la enfermedad celíaca. Y este es un punto importante porque la presentación de la enfermedad ha cambiado significativamente. Ya no solo se trata de pensar en ella ante niños que tengan diarrea y bajo peso; hoy día se diagnostican niños y adultos por igual, con estado nutricional normal, sobrepeso u obesidad. Entre los adultos, la enfermedad celíaca puede presentarse como una enfermedad aparentemente autoinmune, con escasas molestias en el tracto gastrointestinal. A pesar del mejor conocimiento, la enfermedad es poco conocida y claramente subdiagnosticada.
�Celebremos entonces el mes del celíaco! Es cierto que ha sido un año duro, pero hoy son muchos en la comunidad, en las empresas, en la academia y en toda la sociedad civil, que quieren trabajar para mejorar las diferencias en alternativas para comer seguro, en los precios y la calidad de elaboración de productos destinados al mercado “libre de gluten”. Celebremos trabajando en pro de mejorar la calidad de vida de los celíacos.