El Prof. Francisco Pérez Bravo fue Director del INTA entre los años 2019-2022 y actualmente fue reelecto por un periodo más el pasado lunes 6 de junio. De un total de 46 votos emitidos, 38 fueron a favor del académico, mientras que hubo 8 votos blancos. La participación del Claustro Electoral alcanzó un 67,6%.
El académico de la Unidad de Nutrición Humana, es Licenciado en Bioquímica y Bioquímico por la Universidad de Santiago de Chile, es Doctor en Ciencias Biológicas, mención Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid (España). Sus líneas de investigación se relacionan con la genética y epidemiología de enfermedades complejas y con la genética de patologías autoinmune. En uno de sus últimos estudios evaluó la presencia de micronutrientes esenciales para el desarrollo y crecimiento de los niños chilenos, como las vitaminas D, B12, E y A, y el hierro, zinc, cobre y calcio.
El Prof. Pérez Bravo estará frente a la dirección del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos por un segundo periodo comprendido del 2022 al 2026, en esta entrevista abordamos lo que fue su primera dirección desde el 2018 al 2022 y lo que espera y proyecta para los próximos cuatro años.
¿Por qué decidió repostularse al cargo?
Creo que quedaron muchas ideas y propuestas sin poder siquiera tratar de instaurarlas debido a lo que nos ha tocado enfrentar como comunidad en estos dos últimos años. Hay procesos que no se han terminado en lo institucional, algunas políticas transversales del quehacer del INTA que es necesario instalar para mejorar la gestión tanto en la parte económica, como en la gestión de personas. Estas tareas incompletas, han sido parte importante en la decisión de repostular al cargo.
¿Cuáles eran sus expectativas al iniciar su primer periodo?
Como toda etapa que se inicia, pensaba seriamente en ampliar algunos tópicos poco desarrollados en el INTA como es la relación con el pregrado (pensando en una carrera que pudiese dictar el INTA). Esta idea fue descartada al poco tiempo y nos han hecho centrarnos en el postgrado con la generación de nuevos programas y contenidos. Si bien no es una idea desechada del todo, hay que buscar alianzas con Facultades de la Universidad que le permitan al INTA aprovechar todo su potencial docente en una carrera novedosa que pueda proyectarse desde el pregrado en forma compartida, pero donde el INTA sea el componente principal. La modernización de algunas unidades de gestión -recursos humanos, contabilidad, dirección económica, por nombrar algunas-, fueron también una tarea y aquí pudimos avanzar un poco más generando cambios en los procedimientos y actualizando procesos.
Su gestión estuvo marcada por dos fenómenos sociales y sanitarios complejos: el estallido social y luego, la pandemia. ¿Qué desafíos supuso esto y cómo debió modificar su hoja de ruta?.
En general, pienso que el desafío fue inmenso para todos. Hubo que adaptar nuestro presupuesto en forma drástica para poder hacer frente a una serie de compromisos permanentes sin ingresos, lo que supuso apretarse el cinturón en varias áreas. Sin lugar a dudas, la hoja de ruta se modificó totalmente dando prioridad a la situación social y sanitaria que afectaba a nuestra comunidad INTA. Redestinamos recursos orientados a mejorar las condiciones de seguridad y protección de todos y todas.
¿Cuáles considera que fueron sus principales logros? ¿Qué balance hace de esta primera etapa?
Creo que el principal logro está más bien relacionado a las personas y la relación entre las personas de la Comunidad del INTA en esta etapa marcada por la crisis. Pareciera ser un bien poco tangible, pero para mí es un aspecto muy destacado. Pudimos adaptarnos sin problemas a un nuevo sistema de impartir docencia, con un mérito absoluto de la Dirección de Docencia en tomar este desafío y desarrollarlo en plenitud. Del mismo modo, nuestra Dirección de Asistencia Técnica mostró un avance notable en este período crítico. Hubo compromiso de gran parte de la Comunidad INTA durante esta etapa difícil, lo que augura un buen futuro en condiciones de normalidad.
¿Cuáles son los énfasis que le quiere dar a este segundo período?
Debemos recuperar el tiempo y los espacios que no pudieron desarrollarse en este período. Trabajar en perfilar al INTA de los próximos 30 años con desafios relevantes en las áreas de seguridad alimentaria, sustentabilidad por nombrar algunas. Acreditar laboratorios para poder cumplir funciones de investigación y servicios del más alto nivel. Sumar a las generaciones más jóvenes de acádemicos del INTA en cargos de responsabilidad. Finalmente, serán ellos y ellas quienes conduzcan este instituto en los años venideros. Hay que reconectar al INTA en su rol social con el entorno (comuna de Macul) y proyectar con inteligencia, estrategia y responsabilidad el recambio académico que será un aspecto crítico en muy poco tiempo más.
¿Cómo visualiza el Instituto tras otros cuatro años de gestión?
Espero que podamos ser capaces de reestructurarlo funcionalmente, es decir optimizar el quehacer del INTA a través de zonas comunes de interacción académica, con el objetivo de reducir costos y no generar duplicidad de equipamiento. A pesar de contar con un edificio antiguo, debemos tratar de ir actualizándolo por áreas. En lo académico, vamos a tener que generar espacios para nuevas temáticas que están íntimamente ligadas a la nutrición moderna como son la inocuidad, gastronomía, sostenibilidad, sustentabilidad, recurso hídrico, etc. En términos de funcionamiento general, tratar de generar las mejores condiciones laborales para que la gente reafirme su pertenencia a este lugar.
¿Cuál cree que será su sello distintivo en la Dirección de INTA?
En mi opinión, el sello y el distintivo de las jefaturas debe estar siempre de cara a las personas. Son ellas las que construyen día a día el Instituto y a través de ellas por las cuales cualquier Dirección puede avanzar en sus propósitos.
