Las académicas y doctoras en nutrición Camila Corvalán y Marcela Reyes analizan en este artículo la importancia de la Ley de Composición Nutricional de los alimentos N�20.606 en un contexto de emergencia sanitaria como el actual.
La importancia de una buena alimentación ha quedado claramente demostrada con la actual pandemia de COVID-19. Las consecuencias de una mala alimentación se manifiestan en una mayor vulnerabilidad para contraer la enfermedad y que esta evolucione de peor forma. La obesidad, diabetes e hipertensión son los principales factores de riesgo, además de la edad, para presentar complicaciones por COVID-19. La pandemia, a su vez, está afectando de formas nunca vistas nuestra manera de alimentarnos. Las medidas de mitigación han afectado al sistema alimentario en todos sus niveles: producción, procesamiento, distribución, venta, compra, preparación, consumo y desecho de alimentos. Paradojalmente, el éxito en el control de la pandemia está directamente relacionado con la capacidad de mantener el sistema alimentario funcional y saludable.
En este contexto, Chile celebra el cuarto año de la implementación inicial de la Ley 20.606 sobre la Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad, también conocida como "Ley de Etiquetado". Los análisis que hemos realizado junto a académicos de varias universidades nacionales e internacionales han mostrado que en su primera fase de implementación la ley está teniendo efectos positivos sobre el entorno alimentario y la conducta de las personas.
No sólo ha disminuido el contenido de azúcares y sodio en los alimentos envasados y disminuido la publicidad a niños de alimentos poco saludables, sino que también adultos y niños usan los sellos de advertencia a la hora de escoger alimentos, lo que se refleja en menor compra de bebestibles y alimentos con sellos.
Pero la "Ley de Etiquetado" también nos permite enfrentar de mejor forma los desafíos alimentarios derivados de la pandemia de COVID-19. La presencia de sellos de advertencia debiera apoyar las decisiones de compra de alimentos más saludables en los grupos con mayor poder adquisitivo mientras que las restricciones de publicidad de alimentos poco saludables debieran proteger a millones de niños que hoy pasan largas horas frente a pantallas. Sin embargo, existen también amenazas a los logros alcanzados. No sólo por el impacto de la pandemia en los sistemas alimentarios y en el poder adquisitivo de las familias sino que también porque vemos con preocupación que compañías de alimentos poco saludables realizan campañas de apoyo a familias, pequeñas empresas y restaurantes, aumentando así su ámbito de influencia.
La Ley de Etiquetado ha sido destacada por medios y organismos internacionales y varios países han implementado o están en fase de implementación de regulaciones similares. Lo innovador de la política es que en vez de centrar la responsabilidad de cambio de conducta sólo en las personas, promueve una serie de acciones que vuelven más saludable el entorno que rodea a esas personas, haciéndoles más fácil tomar decisiones saludables. Creemos que esto debiera servir de aprendizaje de cuál debiera ser el camino a seguir en los próximos años cuando el país se enfrente a un escenario en que la obesidad, el deficit de micronutrientes, y la inseguridad alimentaria convivirán en nuestra población.
Es urgente asegurar que la producción, distribución y venta de alimentos sea sustentable, justa y equitativa de modo de garantizar que toda la población tenga acceso a una alimentación adecuada en términos de cantidad, calidad y variedad. Igualmente crucial, es que las medidas que se implementen sean evaluadas en cuanto a su alcance, sostenibilidad, y potencial impacto de modo de ir adecuándolas o complementándolas.
Estas acciones no pueden esperar porque una población sana y bien nutrida estará en mejores condiciones para enfrentar esta pandemia y cualquier otra emergencia. Hoy, en el aniversario de la Ley de Etiquetado celebremos la mirada pionera que tiene Chile para enfrentar sus grandes desafíos nutricionales y que debiera guiar nuestro actuar en los próximos años.