Los resultados obtenidos por este estudio constituyen una línea de base importante que facilitará la caracterización de la disbiosis (alteraciones de la microbiota) en las principales enfermedades que afectan a la población chilena, como la obesidad o diabetes tipo 2.
La microbiota intestinal es el conjunto de bacterias que vive en el intestino humano, específicamente en el colon y que tiene un rol muy importante en la salud. Bacterias de la microbiota producen vitaminas, estimulan la maduración intestinal, regulan el almacenamiento de grasa y el desarrollo de procesos inflamatorios en el organismo, además ayudan a extraer la energía de ciertos alimentos y contribuyen a la estimulación del sistema inmune, protegiéndonos frente a microorganismos perjudiciales para la salud.
De acuerdo a estudios internacionales, la composición de la microbiota varía dependiendo de diversos factores como el modo de alimentación, la zona geográfica y los antecedentes genéticos de las personas, así como el consumo de antibióticos. Es por esto que hay una diferencia entre, por ejemplo, la gente que vive en zonas más urbanizadas con la que vive en zonas rurales. Las costumbres, condiciones de vida y accesos a los alimentos son distintos, lo cual afecta a la diversidad bacteriana de las personas.
Sobre la microbiota de los chilenos hay poco conocimiento, por lo que investigadores del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos, Dra. Paola Navarrete y de la Facultad de Medicina, Dres. Martin Gotteland y Fabien Magne de la Universidad de Chile junto con el Dr. Juan Ugalde la Universidad del Desarrollo investigaron por primera vez este grupo de microrganismos en los chilenos.
En la revista científica Frontiers in Microbiology se publicó el estudio realizado a 41 voluntarios sanos femeninos y masculinos entre los 18 y 39 años de edad que habitan la ciudad de Santiago, a los que se tomaron muestras fecales para extraer el ADN con el fin de identificar los grupos bacterianos presentes. Los resultados mostraron que la microbiota de los chilenos es similar a la de los argentinos y a algún subgrupo de Estados Unidos. Se identificaron a los Firmicutes y Bacteroidetes como los dos grupos más abundantes de bacterias. Sin embargo, lo característico de los chilenos y que lo diferencia del resto de la población mundial, es que su tercer grupo más cuantioso (correspondiente a un 8,5%) es el grupo de las Verrucomicrobias, y específicamente, las bacterias llamadas Akkermansia muciniphila.
Akkermansia muciniphila es una bacteria que tiene la capacidad de vivir en la mucosa intestinal y ejercer un efecto protector, por sus propiedades antiinflamatorias e inmunoestimulantes y su capacidad para mejorar alteraciones que pueden ocurrir en personas obesas o diabéticas, por lo tanto está relacionada a un estado saludable. Este estudio constituye una línea de base importante que facilitará la identificación de grupos bacterianos que puedan estar alterados en las principales enfermedades que afectan a la población chilena (como obesidad y diabetes tipo 2). Esto permitirá, en un futuro cercano poder modular esta microbiota, mediante algún manejo nutricional, terapéutico o por nuevos probióticos, desarrollados en base a estas bacterias protectores.
Los investigadores Gonzalo Jorquera y Pamela Urrutia publicaron un paper en la revista Aging and Disease sobre los efectos de la microbiota intestinal para evitar enfermedades asociadas al envejecimiento, a través de un modelo preclínico de trasplante de un donante joven a uno mayor. Su estudio comprobó que este procedimiento podría beneficiar la salud cognitiva en la vejez.
Con la entrega del documento a la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), la Universidad de Chile inicia una nueva etapa en su proceso de acreditación. Más de 200 personas participaron directamente en su elaboración y más de 15 mil miembros de la comunidad universitaria respondieron la encuesta de percepción. El texto reconoce los avances institucionales desde 2018, identifica desafíos prioritarios y orienta el compromiso con la mejora continua para alcanzar la excelencia en todos sus ámbitos.
Desde mayo de 2022, esta dirección liderada por Rodrigo Pulgar Tejo cuenta con oficina propia, equipo ampliado y procesos estandarizados para gestionar fondos y proyectos. Gracias a recursos internos, “matching funds” internacionales y aportes de PEEI, CINUT y Nestlé, enfrenta desafíos como atraer postdoctorados, elevar su productividad científica, modernizar laboratorios y lanzar la primera revista científica del instituto.
Los subproductos marinos, como cabezas y vísceras de pescado, podrían transformarse en una valiosa fuente de omega-3, impulsando una industria más sostenible y saludable. Investigaciones del Laboratorio de Lípidos del INTA de la Universidad de Chile revelan su alto contenido en EPA y DHA, nutrientes clave para la salud cardiovascular y cognitiva.