El miércoles 13 de abril Andrea Ruiz, rindió su examen de grado para el Magíster de Nutrición y Alimentos, Mención Nutrición Humana, con la tesis titulada “Asociación entre la alimentación durante el primer año de vida y el desarrollo del ciclo sueño y vigilia (CSV) a los 24 meses”, la cual fue dirigida por la Prof. Cecilia Algarín y cuya Comisión Revisora estuvo conformada por el Dr. Manuel Olivares, Dra. Sussanne Reyes de la Unidad de Nutrición Humana y el Dr. Gerardo Weisstaub de la Unidad de Nutrición Pública del INTA.
Andrea es médico cirujano, egresada de La Universidad del Zulia de Maracaibo, Venezuela. Se ha dedicado a la medicina estética y también en urgencia adulto en el área de cirugía y traumatología. La decisión de realizar este postgrado estuvo determinada por la relevancia que tiene la alimentación en la salud, tanto física como mental. “Como médico, en la práctica diaria y cada vez con más frecuencia, me enfrentaba a situaciones en las cuales sentía la necesidad de contar con más herramientas para educar a los pacientes y orientarlos en el tratamiento de patologías relacionadas con la nutrición”, aclara Andrea.
La decisión de Andrea de estudiar en el INTA de la Universidad de Chile fue por la destacada formación académica y la calidad de los profesores con la que cuenta. Ahora la nueva magíster en nutrición y alimentos, afirma que se proyecta para realizar consultas presenciales y online, “con el principal objetivo de promover una alimentación que sea capaz de cumplir con los requerimientos necesarios para llevar un estilo de vida saludable y consciente y prevenir enfermedades crónicas no transmisibles”.
Resumen Una nutrición que cubra todas las necesidades y requerimientos durante los primeros 2 años de vida o también denominado “período crítico” es esencial para garantizar un crecimiento adecuado, prevenir enfermedades y lograr un desarrollo cognitivo óptimo. En la actualidad, la recomendación nutricional se basa en lactancia materna exclusiva a libre demanda hasta los 6 meses de edad, por ser un alimento que cubre todas las necesidades nutricionales en este período. Diversos estudios han sugerido la relación entre la nutrición y el establecimiento del ciclo sueño vigilia (CSV), dada la presencia de sustancias como el triptófano un aminoácido esencial en la síntesis de serotonina, neurotransmisor que tiene la capacidad de atravesar la barrera hematoencefálica, sirviendo de sustrato para la producción de la melatonina, que es la hormona más estudiada en relación a los ritmos circadianos y fundamental en el CSV. La fluctuación de la melatonina en la leche materna, la ha llevado a considerarse como una forma única de crononutrición, si se acompaña de una nutrición e higiene del sueño adecuada, favoreciendo la sincronización del CSV con el entorno. El CSV es un ritmo biológico circadiano, con una duración de 24 horas y un importante hito del desarrollo cognitivo, la relevancia de la regulación de esta función biológica radica en la influencia sobre la maduración del sistema nervioso central, y los cambios observados cuando este es presenta alteraciones. En algunos casos, la alimentación con lactancia materna está contraindicada o resulta insuficiente, por lo que, es necesario indicar el uso de fórmula como alimento principal o complementario, lo que ha generado creciente interés en las consecuencias a corto y largo plazo, desde el punto de vista nutricional, y en como disminuir la brecha existente actualmente entre ambas formas de alimentación, sin impactar negativamente en el desarrollo cognitivo del ser humano. Métodos: 105 lactantes alimentados con leche materna o de fórmula, los cuales fueron evaluados en un estudio longitudinal no experimental, las 24 horas del día, 7 días de la semana a los 12 y 24 meses mediante el uso de actigrafía para identificar características que sugieren la consolidación del CSV. Resultados: Los resultados de nuestro estudio, demuestran que a los 12 meses de edad existen diferencias, en el establecimiento de los patrones del CSV en los niños que han recibido lactancia materna el primer año de vida en comparación a los alimentados con leche de fórmula. Según la información recolectada por actigrafía, se puede observar objetivamente que presentan mayor número de interrupciones del sueño nocturno y mayor duración de la vigilia nocturna. La fragmentación del sueño nocturno observada en los niños que reciben lactancia materna podría estar potenciada por la presencia de factores ambientales y características del entorno, la percepción de los cuidadores como algo normal, y la falta de información de las madres y trabajadores de salud sobre la importancia de proteger el desarrollo del CSV. Conclusión: Dados los conocidos beneficios de la LM, una mejor comprensión de su cronobiología podría conducir a recomendaciones esenciales en la alimentación y favorecer el CSV. Por esto, sugerimos y apoyamos, la alimentación con LM exclusiva los primeros 6 meses de vida, en horarios adecuados, y a partir de los 6 meses, aumentar las tomas diurnas, disminuir la alimentación nocturna, y orientar a las madres a que la última alimentación sea antes de dormir, y la próxima al despertar, esperando que esta conducta proteja y potencie el desarrollo del CSV, y por lo tanto de funciones biológicas y cognitivas. En este trabajo de tesis los grupos se comportaron de manera similar en el CSV a los 24 meses de edad. A esta edad, es importante considerar la interacción de otros factores como la asistencia al jardín, la alimentación complementaria, ingesta calórica, y otras variables ambientales que pueden influir sobre el CSV. Adicionalmente, es importante mencionar que los niños en Chile inician su sueño una hora más tarde y tienen una duración total de sueño menor en comparación con niños de otras partes del mundo, hallazgo que resulta relevante dadas sus repercusiones biológicas a largo plazo como sobrepeso, obesidad y las enfermedades asociadas. |