El análisis, que abarcó 10 mil locales de venta de comida distribuidos alrededor de 443 escuelas públicas de la Región Metropolitana (65% subvencionadas y 35% municipales) en 14 comunas, reveló una densidad significativamente mayor de locales de venta de comida no saludable en áreas de bajos ingresos en comparación a las de ingreso medio-alto. La mediana de las escuelas ubicadas en zonas de bajos ingresos registró 41 locales de venta de comida no saludable; en tanto, las zonas de mejor estatus socioeconómico se detectaron 16.
A su vez, se observó que hay diferencias por sector socioeconómico respecto a la distancia entre este tipo de locales y los establecimientos educacionales: 68 metros de distancia en zonas de menor ingreso y 114 en las de mayor.
El entorno alimentario como un factor de riesgo en la prevalencia de obesidad infantil
En Chile casi un tercio de los escolares entre 6 y 10 años tienen obesidad, prevalencia que en las últimas dos décadas se ha triplicado y que afecta principalmente a los niños y niñas más vulnerables. Según las cifras más recientes de Junaeb (2022), el 49% de los estudiantes de la RM presenta malnutrición por exceso, en donde los pertenecientes a sectores vulnerables tienen un mayor porcentaje de riesgo de tener obesidad (18%).
Varios estudios muestran que el aumento de la prevalencia de obesidad está fuertemente asociada a la pobreza, determinada por sus múltiples manifestaciones, como la baja educación de los padres, la falta de acceso adecuado a la atención sanitaria, las condiciones deficientes del vecindario, entre otros. Para Juliana Kain, investigadora principal del proyecto y profesora del INTA, el hecho de que haya una correlación entre la prevalencia de obesidad infantil en escolares y la accesibilidad a locales de comida no saludable es otro de los múltiples síntomas de la segregación urbana de la Región Metropolitana.
Moisés Sandoval, también responsable de la investigación y profesor del Instituto, señala que las características demográficas del ambiente también influyen en la prevalencia de la obesidad. “Si se comparan barrios con las mismas características sociodemográficas, aquellos que cuentan con mejores recursos (ej: parques, buena conectividad de las calles, mejor acceso a la compra de alimentos saludables, bajos índices de criminalidad), estas zonas tienen una menor prevalencia de obesidad, lo cual, probablemente, está asociado al aumento de la actividad física”.
“Creemos si existe voluntad política y recursos, en los vecindarios desfavorecidos por algunos factores ambientales vinculados a la disponibilidad de alimentos, pueden abordarse soluciones a corto plazo”, afirma Gerardo Weisstaub, uno de los autores del estudio y académico del INTA, quien agrega que incidir en la disponibilidad de alimentos en los alrededores de los colegios puede, con el tiempo, disminuir el riesgo de obesidad infantil.
Intervención socioespacial en las zonas de escuelas públicas
Si se considera que la mayor parte de la población escolar asiste a escuelas públicas (54% subvencionadas y 35% municipales) y que, por lo general, a las escuelas municipales asisten los estudiantes de menor ingreso, entonces el intervenir los entornos alimentarios cercanos a este tipo de establecimientos educacionales permitiría mejorar la calidad de los alimentos disponibles, tanto para los escolares como para las familias de la zona.
IROBIC (Índice de Riesgo de Obesidad Infantil Comunal) es la investigación en la que se enmarcan estos resultados, la cual toma en consideración rankings comunales que consideran cuatro dimensiones de estudio: salud, socioeconómica, entornos educacional y comunal. Su objetivo es sintetizar en un valor global los factores de riesgo asociados a obesidad infantil para determinar áreas prioritarias a intervenir en los territorios, de modo de colaborar con las políticas públicas para reducirla.