Descubre el funcionamiento, los avances y los desafíos de la Dirección de Investigación y Desarrollo del INTA UChile

Descubre los avances y desafíos de la Dirección de I+D del INTA UChile
Equipo DID INTA Uchile
El equipo de la DID INTA, de izquierda a derecha: Andrea Nicolau, Prof. Igor Pacheco, Prof. Rodrigo Pulgar y Claudia Méndez.

La investigación en el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile se sustenta en la colaboración activa entre académicos/as, investigadores/as y estudiantes.   

Para potenciar y escalar estos esfuerzos, en mayo de 2022 se consolidó una nueva estructura de la Dirección de Investigación y Desarrollo (DID) INTA, bajo la dirección de Rodrigo Pulgar Tejo, ingeniero en Biotecnología Molecular y Doctor en Ciencias Agropecuarias y Veterinarias. 

Hoy la DID cuenta con una oficina propia equipada para el trabajo colaborativo, un equipo ampliado -que incluye una Subdirección de I + D y una unidad de Gestión Económica de Proyectos- y procesos estandarizados para la postulación, seguimiento y rendición de fondos. También ha asegurado recursos estratégicos a través de concursos internos, esquemas de “matching funds” internacionales y aportes del Programa de Estímulo a la Excelencia Institucional (PEEI), Corporación para Apoyo de Investigación Científica de Nutrición (CINUT) y Nestlé.

Entre sus desafíos inmediatos figura la atracción de más investigadores/as postdoctorales, el incremento de la productividad científica para alinearse con las tendencias globales de publicación, la mejora de la infraestructura de laboratorio -entre ellas la inauguración de una sala institucional de lavado de material- y el lanzamiento de la primera revista científica del INTA. 

¿Cómo funciona la DID, cuáles son sus logros y desafíos? A continuación, lo explica su director, Rodrigo Pulgar.

“La Dirección de Investigación y Desarrollo (DID) del INTA, con la estructura que tiene en la actualidad, surge en mayo de 2022. Uno de los primeros desafíos que me propuse fue desarrollar un plan estratégico para el período 2023-2026. El primer objetivo específico de ese plan fue "Estructurar una Dirección de Investigación y Desarrollo en términos de infraestructura, equipo humano y financiamiento basal para la gestión de actividades estratégicas”, recuerda.

“En 2023 logramos habilitar la antigua sala de grabación (en el tercer piso, frente a la Dirección) como oficina de la Dirección de Investigación y Desarrollo y creamos los cargos de Subdirección de I+D y de Gestión Económica de Proyectos, asumidos por el profesor Igor Pacheco y Claudia Méndez, respectivamente. Junto a Andrea Nicolau consolidamos un equipo que ha podido apoyar de forma más robusta el quehacer académico en investigación, lo que responde al objetivo general de esta dirección. Esta nueva estructura también permitió canalizar fondos provenientes del PEEI, CINUT y Nestlé, los cuales han sido destinados al desarrollo de los objetivos estratégicos establecidos”, agrega.

-¿Qué se ha creado a partir de esta nueva dirección, con presupuesto y equipo disponible?

Implementamos una estrategia de gestión basada en el enfoque de las 3P: Personas, Procesos y Productos.

En cuanto a personas y procesos, que son nuestro principal foco:

  • Brindamos soporte diario a los académicos, tanto presencial como por correo. 

  • Brindamos apoyo a los académicos en la declaración y rendición de sus fondos de investigación institucionales.

  • Identificamos y compartimos semanalmente oportunidades de financiamiento nacional e internacional en un único correo, evitando la saturación de información en las bandejas de entrada. Hemos también rehabilitado el uso de los paneles informativos del segundo y tercer piso para colgar información de interés general y habilitado el uso de monitores (TV) para pasar información audiovisual de relevancia.

  • Mantenemos una base de datos actualizada sobre proyectos vigentes y publicaciones, lo que nos permite analizar tendencias y orientar mejor nuestras acciones. Esta información nos permite también comunicar los logros de nuestros académicos.

  • Implementamos la evaluación curricular de los investigadores del INTA para maximizar sus posibilidades de adjudicar fondos externos, como los proyectos Fondecyt Regular.

  • Fomentamos la investigación a través de concursos y asignaciones internas (Proyectos DID), promoviendo el liderazgo y la colaboración entre académicos.

  • Impulsamos la colaboración internacional mediante el formato matching funds, lo que ha permitido establecer alianzas con investigadores de otros países y atraer nuevos fondos de investigación conjuntos.

  • Creamos concursos internos de becas para la finalización de tesis doctorales, apoyando así a los estudiantes y contribuyendo a la reducción de los tiempos de permanencia en los programas, un aspecto clave para la acreditación.

  • Implementamos las ceremonias de reconocimiento a la excelencia y trayectoria científica, porque creemos que es fundamental reconocer lo que se hace bien. Esto toma aún más valor dado que la elección la hacen evaluadores externos de la comunidad científica.

  • Concursamos por fondos para mejorar la infraestructura de investigación. La adjudicación de uno de estos proyectos nos permitirá contar durante este primer semestre con una sala institucional de lavado de material, bajo estándares modernos de calidad y seguridad.

En cuanto a los productos, sabemos que son consecuencia de los dos puntos anteriores, muchos de los cuales son de mediano plazo. De todas formas, ya tenemos becarias que se han graduado en los plazos establecidos, nuevos hallazgos científicos y presentación a congresos financiados por los proyectos internos, y mayores tasas de postulación a fondos de financiación externos. Esperamos que pronto esto se traduzca en nuevas publicaciones científicas, fruto de una mayor colaboración y el surgimiento de nuevas líneas de investigación dentro del INTA.

-¿Qué impacto ha tenido esta dirección?

Lo más evidente es la propia creación de esta dirección. Históricamente habíamos tenido directores y directoras de investigación, pero no una Dirección de Investigación como tal, con oficina, equipo y financiamiento. Esto es fundamental para un instituto de investigación. 

Con esto, consideramos que el impacto más tangible ha sido el aumento en la tasa de postulación a fondos concursables. Como nuestra tasa de adjudicación se mantiene en torno al promedio nacional, un mayor número de postulaciones nos lleva a un mayor número de adjudicaciones. Esto hizo que 2024 fuera el año con más postulaciones en el último quinquenio, rompiendo una notable tendencia a la baja de los años anteriores. Como consecuencia, hoy contamos con el mayor número de proyectos vigentes de la última década. 

Confiamos en que esto se traducirá, en el corto y mediano plazo, en la generación de más y mejor conocimiento en el área de nutrición y alimentos.

-¿Cuáles son los desafíos futuros?

Considero que entre los desafíos más importantes están:

  • Incorporar más investigadores postdoctorales. Tenemos una proporción relativa muy baja de postdoctorados por académico para ser un instituto de investigación.
  • Aumentar la productividad científica en términos de publicaciones. En el mundo la tasa anual de publicaciones en nuestra área crece en alrededor de un 5% anual, y nosotros nos hemos mantenido publicando casi lo mismo en la última década. La emergencia de las IAs en este ámbito está haciendo crecer aún más esta tasa. Sin duda, los papers no son el leitmotiv de nuestro quehacer, pero son importantes para comunicar lo que hacemos y seguirá siendo un instrumento de evaluación para optar a fondos de investigación (nos guste o no).
  • Implementar una política de contratación académica más institucionalizada, basada en las necesidades presentes y futuras del INTA de acuerdo a lo que nos planteemos en el Plan Estratégico INTA 2025-2035.
  • Mejorar la cantidad y calidad de la infraestructura y equipamiento para investigación, como también sus estrategias de uso.

Además, este año lanzaremos la primera revista científica del INTA, que será un espacio de encuentro para la comunidad académica. Eso, en sí mismo, ha sido un gran desafío.

Finalmente, creo que necesitamos modernizar el INTA y reposicionarlo a nivel nacional e internacional, pero con un nuevo relato: uno que refleje nuestras acciones y desafíos en el siglo XXI.

-¿Qué aprendizajes le ha dejado este cargo? ¿Alguna anécdota?

Muchísimos. Este rol me ha permitido conocer más de cerca a los académicos del INTA, sus miradas, intereses individuales y colectivos. He comprobado cuán diverso e interesante es este instituto, y eso me convence de su enorme potencial. 

También he aprendido a gestionar mejor mis propias expectativas entre lo que uno espera y lo que realmente ocurre, sin caer en la complacencia ni conformismo.

El mundo actual necesita un INTA fuerte, comprometido y actualizado. 

No sé si es una anécdota, pero haber invitado a los niños del Liceo Bicentenario Insular de Achao, Chiloé al INTA (en septiembre de 2024) y recibir sus abrazos tan cariñosos cuando me tocó ir a la isla, sin duda es una experiencia que no será fácil olvidar. Tampoco quiero.

-¿Cómo es trabajar en el INTA? 

Llegué al INTA en 2004 para desarrollar una unidad de investigación. Después realicé mi tesis de pregrado y me fui por 4 años. Volví a hacer mi doctorado en el INTA y hace diez años me contrataron como profesor asistente. Ya van casi 20 años desde aquel primer día.

Me gusta el INTA. Es un buen lugar, con mucho potencial para seguir creciendo. Es un espacio relativamente pequeño, lo que facilita el contacto entre académicos, estudiantes y personal no académico. Esa cercanía permite desarrollar relaciones humanas más sofisticadas, lo que tiene efectos positivos en todos los ámbitos. Además, el INTA goza de una muy buena percepción pública, lo que nos otorga una posición de privilegio. Esa visibilidad nos invita a hacer las cosas bien, a producir ciencia de calidad, puesto que esta puede tener un impacto real en el bienestar de las personas.

 

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