Un reciente estudio publicado en Frontiers in Cell and Developmental Biology titulado “Decreased mitochondrial respiration associates with frailty in community-dwelling older adults” (DOI: 10.3389/fcell.2024.1301433) plantea una nueva mirada sobre cómo diagnosticar y comprender la fragilidad en personas mayores, a partir de un indicador celular: la respiración mitocondrial en células mononucleares de sangre periférica (PBMC).
Este trabajo abre una prometedora vía para la detección temprana de este síndrome geriátrico que afecta a un porcentaje creciente de la población envejecida. La autora principal es Gianella Liabeuf, entonces estudiante del Doctorado en Nutrición y Alimentos (DOCNUTAL), y fue desarrollado por investigadores del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas y la Facultad de Medicina Uchile, junto a la Universidad de las Américas, la Universidad Bernardo O’Higgins y el Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable.
“La fragilidad corresponde a una mayor susceptibilidad a resultados negativos de salud: por ejemplo, si una persona frágil se enferma es más probable que la enfermedad sea grave, a diferencia de una persona robusta que es más probable que tenga una enfermedad más leve”, explica Roberto Bravo-Sagua, académico del INTA, Doctor en Bioquímica y uno de los autores del estudio.
Según el investigador, el metabolismo celular puede actuar como un reflejo de esa robustez o fragilidad. “El metabolismo celular es reflejo de nuestra edad biológica. Esto significa que podemos tener cierta edad cronológica (años de vida), pero nuestro cuerpo puede tener una edad biológica menor o mayor. Esto es, nuestras células pueden ser más jóvenes si hemos tenido un envejecimiento 'exitoso', o bien, más envejecidas (si hemos tenido factores que nos afectan negativamente)”.
El estudio se realizó en 58 adultos mayores de 70 años o más, pertenecientes a la cohorte ALEXANDROS (cohorte en estudio hace más de 20 años, a cargo de la Dra. Cecilia Albala, actualmente Profesora Emérita de la Universidad de Chile), y reveló que los individuos frágiles mostraban una tasa de consumo de oxígeno mitocondrial (OCR) significativamente menor, especialmente en hombres y en aquellos mayores de 80 años. “Lo cierto es que evaluar fragilidad tradicionalmente es sencillo, no requiere de exámenes complejos. Sin embargo, este estudio abre la posibilidad de obtener un nuevo parámetro diagnóstico de la fragilidad, con la proyección de adquirir un valor predictivo. Esto es, detectar las primeras etapas del desarrollo de la fragilidad, antes de que se manifieste clínicamente”.
Uno de los puntos que abordó el estudio fue la relación entre fragilidad y estado nutricional, sin encontrar asociaciones estadísticamente significativas. Sin embargo, Bravo-Sagua advierte que esto podría cambiar con una mayor cantidad de datos: “Efectivamente, no se detectó una asociación significativa entre la respiración en PBMC con la fragilidad de acuerdo con el estado nutricional. Sin embargo, eso puede deberse a la necesidad de realizar este estudio con una muestra más grande. Los datos (Tabla 4 del estudio) muestran una tendencia de que la condición de obesidad se asocia sustantivamente con la fragilidad. Esto se debe a que la obesidad es reconocida por provocar un envejecimiento acelerado”.
Otra observación interesante de la investigación es la diferencia por sexo. Mientras los hombres frágiles mostraron una fuerte caída en la capacidad mitocondrial, no se observó un patrón similar en las mujeres. “Es sabido que las mujeres viven más que los hombres. Esto se debería a un efecto protector de los estrógenos, los cuales, además, estimulan el metabolismo mitocondrial. Después de la menopausia esta protección se pierde y la salud de las mujeres empeora. En el caso de nuestro estudio, la caída más marcada del OCR en hombres podría deberse a que durante décadas (pre-menopausia) las mitocondrias de las mujeres han estado expuestas a la señalización de los estrógenos, lo cual podría hacer que sus mitocondrias sean más 'robustas', a pesar de que tengan fragilidad. Y esto, precisamente, podría indicar que, en términos de mecanismos, la disfunción mitocondrial no sea la base de la fragilidad en mujeres, sino más bien alguna otra vía, como el acortamiento de telómeros o la inflamación crónica, por mencionar un par”.
Finalmente, el profesor Bravo-Sagua pone énfasis en un aspecto clave: el envejecimiento no solo es cronológico, también es biológico y está condicionado por múltiples factores. “Respecto a la edad cronológica versus la edad biológica, aquellos factores que disminuyen la edad biológica se denominan 'geroprotectores'. Ejemplos de estos factores son usar bloqueador solar, realizar ejercicio, el buen dormir, comer con moderación, y consumir frutas y verduras. En cambio, los que aumentan nuestra edad biológica se denominan 'gerontógenos'. Ejemplos de éstos son la obesidad, fumar, el estrés psicológico, la polución ambiental, consumir alimentos ultraprocesados, y el sedentarismo”.
Keywords: mitochondria, respiration, frailty, PBMC, aging