Con el avance de la tecnología, la industria alimentaria ha comenzado a incorporar nuevos productos que desafían las categorías tradicionales de lo que entendemos por alimentos. Uno de los conceptos que ha cobrado fuerza en este contexto es el de novel foods o alimentos novedosos. Según la definición oficial de la Unión Europea (UE), estos corresponden a alimentos que no se consumían de forma significativa en Europa antes de 1997. Esta categoría puede incluir tanto ingredientes tradicionales de otras culturas como productos desarrollados mediante tecnologías emergentes.
La profesora e investigadora del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile Johana López Polo -Ingeniera en Alimentos y Doctora en Ciencia y Tecnología de Alimentos- explica que es importante complementar esta definición señalando que, si bien el término novel foods tiene una definición legal específica en la UE, el concepto de alimentos nuevos o no tradicionales se encuentra presente en distintas partes del mundo, aunque con otras denominaciones y requisitos regulatorios.
“Los novel foods comprenden desde nuevos ingredientes hasta productos desarrollados mediante tecnologías emergentes como la encapsulación, que permite incorporar compuestos bioactivos, nutrientes o ingredientes funcionales dentro de matrices alimentarias en forma controlada, lo cual mejora su vida útil, biodisponibilidad y funcionalidad”, afirma. Por ejemplo, mediante técnicas como la nanoencapsulación, se puede enriquecer un alimento con antioxidantes, antimicrobianos, vitaminas o minerales, logrando mejorar su color, sabor, textura y valor nutricional. Estas tecnologías pueden modificar la estructura y el comportamiento de los componentes del alimento, generando productos con propiedades completamente nuevas.
Entre las tecnologías emergentes que forman parte de esta categoría se encuentran la fermentación de precisión, el cultivo celular, la impresión de alimentos en 3D, y la micro y nanoencapsulación de compuestos bioactivos. Todos estos métodos se consideran parte de los novel foods siempre que los productos resultantes no tengan un historial de consumo significativo en Europa antes de 1997. Antes de su comercialización, estos alimentos deben pasar por una evaluación rigurosa de seguridad alimentaria realizada por la European Food Safety Authority (EFSA), que analiza su inocuidad, valor nutricional y etiquetado.
“Al emplear métodos innovadores, estos alimentos pasan primero por una evaluación rigurosa para garantizar que sean inocuos, nutritivos y etiquetados de forma clara antes de llegar al mercado”, explica la académica. Su carácter emergente los hace sujetos a una regulación específica como alimentos novedosos.
Los productos que se incluyen bajo esta categoría son variados e incluyen ingredientes exóticos, microorganismos, extractos vegetales, insectos comestibles, alimentos derivados de cultivo celular o con compuestos encapsulados, entre otros. Para que puedan llegar al mercado europeo, las empresas deben presentar un expediente técnico a la EFSA, que evalúa aspectos toxicológicos, alergénicos, nutricionales y técnicos. El proceso puede durar entre 18 y 36 meses, dependiendo de la complejidad del producto. Además, se consideran los efectos que podría tener en grupos de población vulnerables y se exige un seguimiento posterior a su comercialización.
Aunque el término novel foods se asocia al marco legal de la UE, muchos países, entre ellos Chile, Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón, cuentan con normativas similares para evaluar alimentos nuevos o no tradicionales. En Chile, existe una creciente producción científica en torno al desarrollo de productos alimentarios mediante tecnologías innovadoras, aunque la regulación específica aún está en proceso de fortalecimiento. “En América Latina, este tipo de regulación aún está en desarrollo, pero hay un creciente interés por armonizarla con estándares internacionales”, destaca la investigadora.
Para la Dra. López, los novel foods representan grandes beneficios para el desarrollo de sistemas alimentarios más sostenibles y eficientes. Estos alimentos permiten explorar nuevas fuentes de nutrición con menor impacto ambiental y ofrecen respuestas innovadoras ante desafíos globales como el cambio climático o la seguridad alimentaria. Sin embargo, también enfrentan importantes desafíos: “yo diría que el más desafiante es el escepticismo del consumidor, pero también hay otros retos importantes de abordar como la necesidad de transparencia en su etiquetado, el costo de desarrollo y la complejidad del marco regulatorio”.
El éxito de los alimentos novedosos dependerá, en gran medida, de la educación del consumidor y de la confianza que logren generar. En este sentido, la Dra. López subraya que “es importante invertir en tecnologías de trazabilidad alimentaria y en una comunicación clara de la información entregada a los consumidores. En este sentido, la publicidad y el etiquetado en los envases juegan un rol fundamental”.
Actualmente, algunos novel foods ya se encuentran disponibles en tiendas especializadas, supermercados que apuestan por la innovación y plataformas de comercio electrónico. Su presencia aún es limitada y depende del estado de aprobación en cada país. En Europa, por ejemplo, ya es posible adquirir productos que contienen liposomas elaborados mediante nanotecnología, insectos comestibles autorizados, suplementos derivados de algas y productos con proteínas vegetales de nueva generación. A medida que crezca la demanda y avance la regulación, se espera que estos alimentos sean cada vez más accesibles para los consumidores.