Con el nombre “Descifrando la arquitectura de la regulación en comunidades microbianas”, el Centro de Modelamiento Matemático (CMM) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) y el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile se adjudicaron el fondo Explorador, un nuevo instrumento del Ministerio de Ciencia y Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, que financia investigaciones con alta novedad científica que permiten desplazar la frontera del conocimiento.
Este proyecto liderado por Alejandro Maass, profesor titular de la FCFM, como Director y Verónica Cambiazo, Profesora Titular del INTA , como Directora Adjunta, abordará el reto, desde una perspectiva de biología de sistemas, de incorporar por primera vez el estudio masivo de la arquitectura reguladora de comunidades microbianas oceánicas y la forma en que esta maquinaria percibe y reacciona a los cambios del entorno.
En un contexto global de cambio climático que no se desacelera y con una pérdida de biodiversidad sin precedentes, este nuevo proyecto se enfocará en los microorganismos presentes en el 70% del planeta Tierra, es decir, aquellos que están en los océanos. El conocimiento de los atributos reguladores de las comunidades bacterianas oceánicas proporcionará información para modelar cómo las alteraciones eventuales en la diversidad funcional microbiana debidas al cambio climático y a las actividades antropogénicas afectan a los servicios ecosistémicos que prestan estas comunidades.
“Esta investigación tiene el potencial de definir herramientas para proporcionar a los científicos y a los responsables de la toma de decisiones una base común para identificar, supervisar, predecir alteraciones y proteger los ecosistemas marinos”, comenta las profesora Cambiazo, aclarando que incluso podrá contribuir a generar mejores predictores de las poblaciones de peces y la posibilidad de dar continuidad a las actividades humanas en los océanos.
Tara-Ocean
Este proyecto aprovechará los experimentos globales masivos desarrollados por las expediciones TARA-Ocean durante los últimos 10 años a lo largo del océano global y de las costas chilenas (mas detalles aquí), así como la información genómica que ha producido, para integrar esta información en procesos que permitan predecir el comportamiento de las comunidades microbianas oceánicas ante cambios ambientales desde una perspectiva funcional.