Día mundial de la Diabetes 2020
El Día Mundial de la Diabetes se convirtió en un Día oficial de las Naciones Unidas en 2006 y se celebra cada año el 14 de noviembre, aniversario del nacimiento de Sir Frederick Banting, quien descubrió la insulina junto con Charles Best en 1921. En INTA contribuimos a esta campaña de sensibilización con dos reportajes especiales dedicados a analizar cómo influye el medioambiente y la prevención en la expresión de esta dañina enfermedad.
En el mundo, hay 463 millones de personas que sufren de diabetes, una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están muy altos. Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar un conjunto de complicaciones de salud graves y potencialmente mortales, que conllevan una creciente necesidad de atención médica, reducida calidad de vida y excesivo estrés para los pacientes y sus familias. A nivel mundial, la diabetes es una de las diez principales causas de muerte.
El Día Mundial de la Diabetes es la mayor campaña de concientización sobre este problema, alcanzando una audiencia global de más de mil millones de personas en 165 países. Fue instaurado en 1991 por la Federación Internacional de la Diabetes (FID) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) para contrarrestar la amenaza que esta enfermedad significa.
Desde el año 2000 hasta la actualidad, según datos de la FID, la prevalencia estimada de todos los tipos de diabetes, tanto diagnosticadas como sin diagnosticar, aumentó de 151 millones a 463 millones, en hombres y mujeres de 20 a 79 años. Si no se toman las medidas necesarias para abordar esta pandemia, se pronostica que al menos 578 millones de personas, equivalentes al 10% de la población mundial, tendrán diabetes en 2030. Para el año 2045, esa cifra aumentará de manera alarmante hasta 700 millones. El mayor aumento tendrá lugar en las regiones donde las economías pasen de ingresos bajos a medios, como África y América Latina.
La diabetes tipo 2 es la forma más común de diabetes. Representa cerca del 90% de los diagnósticos y su expresión está estrechamente relacionada con los estilos de vida (e.g., sedentarismo y patrón de dieta occidental). Con la diabetes tipo 2, el cuerpo no produce suficiente insulina o las células no hacen uso de la insulina, situación que se conoce como resistencia a la insulina. Al principio, el páncreas produce más insulina de lo debido para cubrir la falta de insulina. Pero con el tiempo, ya no puede mantener ese ritmo y es incapaz de producir suficiente insulina para mantener niveles de glucosa normales (<100 mg/dl), con lo que se produce un agotamiento de este órgano, concretamente de las células β.
La diabetes tipo 2 se trata con cambios de estilo de vida, medicamentos orales insulino sensibilizadores, y eventualmente, en etapas más avanzadas de la enfermedad, insulina. En el enfrentamiento a través de los estilos de vida, el ejercicio ha mostrado tener un efecto muy importante en la mejora de la sensibilidad a la insulina y en el bienestar general de las personas con diabetes 2. No existe cura para la diabetes tipo 2, pero perder peso, una dieta saludable y hacer ejercicio físico de forma regular pueden ayudar a controlar la enfermedad.
La diabetes tipo 2 solía ser conocida como diabetes de aparición en la vida adulta. Sin embargo, hoy en día a más niños y jóvenes se les está diagnosticando esta enfermedad, debido al aumento de la obesidad infanto-juvenil. El exceso de peso es un factor de riesgo principal para la diabetes tipo 2. Así mismo, almacenar la grasa principalmente en el abdomen conlleva un mayor riesgo de diabetes tipo 2 que si esos depósitos se localizan en las caderas y los muslos; por lo tanto, los hombres tienen mayor riesgo que las mujeres. Otros factores de riesgo son: la inactividad física, la edad (ser mayor de 45 años), tener antecedentes familiares de esta enfermedad, haber sido un bebé macrosómico (peso de nacimiento > 4 Kg) o ser hijo de una madre que tuvo diabetes gestacional, presentar síndrome de ovario poliquístico y tener prediabetes. Este último es un trastorno en el que el nivel de azúcar en sangre es más alto que lo normal (entre 100 mg/dl y 125 mg/dl), pero no lo suficientemente alto como para clasificarlo como diabetes (≥126 mg/dl).
Si no se controla el déficit de insulina que provoca la diabetes tipo 2, con el tiempo muchos de los órganos del cuerpo pueden resultar dañados. Esto deriva en complicaciones de salud incapacitantes y potencialmente mortales, como las enfermedades cardiovasculares, neuropatías, enfermedad renal, afección ocular (causante de la retinopatía, la pérdida de visión e incluso la ceguera), y mayor riesgo de trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, entre otros.
No debe extrañar que el costo en salud derivado de la diabetes tipo 2 y sus complicaciones sea altísimo. La FID calcula que el gasto anual en salud a nivel mundial destinado al enfrentamiento de esta enfermedad fue de 760 mil millones de USD en 2019, equivalentes a 2.5 veces el tamaño de la economía chilena ese año. Se pronostica que para los años 2030 y 2045, el gasto alcanzará los 825 mil millones y 845 mil millones de USD, respectivamente.
Artículo verificado por Raquel Burrows / Profesora Titular INTA, Pediatra, Endocrinóloga Infantil, Jefe del Programa Clínico de Obesidad Infantil del INTA.
Referencias recomendadas
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- Kirwan JP, Sacks J, Nieuwoudt S. The essential role of exercise in the management of type 2 diabetes. Cleve Clin J Med. 2017; 84(7 Suppl 1):S15-S21. doi: 10.3949/ccjm.84.s1.03.
- Seuring T, Archangelidi O, Suhrcke M. The Economic Costs of Type 2 Diabetes: A Global Systematic Review. Pharmacoeconomics. 2015; 33(8):811-31. doi: 10.1007/s40273-015-0268-9.
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